
En el hogar de Blair McMillan -según reseña Toronto Sun y yahoo.com- no hay internet, cable, computadoras ni celulares; se vive como si fuera 1986. La moda, la decoración de la casa y hasta sus enseres recuerdan esa época.
McMillan y su esposa Morgan -de 26 y 27 años- decidieron tomar medidas hasta abril del 2014 para evitar que sus hijos se apegaran a la tecnología, ya que el más pequeño de la familia se obsesionó con un teléfono inteligente.
Así que, como parte de su "reestructuración", tienen que efectuar todas las gestiones bancarias en persona y usar cámaras con rollos fotográficos que después revelan en un estudio. Al viajar llevan mapas en lugar de un GPS y los niños se entretienen con lápices de colores, libros, entre otros.
"Estamos educando a nuestros hijos de la misma manera que nos criaron a nosotros", señaló Blair en una entrevista.
Con esta iniciativa radical esperan que sus chicos aprecien más el contacto humano y menos los aparatos modernos.
Un análisis de comScore reportó en el 2010 que los canadienses eran los líderes mundiales navegando en Internet.
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