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La presencia de microrganismos en esta carne, una de las favoritas en Estados Unidos, es un hecho comprobado

Anualmente, en los Estados Unidos, 48 millones de personas enferman y 3.000 de ellas mueren, tras consumir alimentos contaminados, según datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, siendo las aves, las que contienen la mayor cantidad de bacterias.
Por tanto, no extraña que, el análisis de muestras de pollos enteros y frescos, vendidos en tiendas de todo el país, confirmara que dos tercios de estas, escondían trazos de las muy peligrosas salmonella y campylobacter. 

Este es el resultado de una investigación, adelantada por Consumer Reports, con la asistencia de un laboratorio externo, que sometió a prueba 382 pollos, comprados en más de 100 supermercados, tiendas gourmets y de productos naturales, así como mayoristas, de 22 estados. 

En total se evaluaron 33 marcas de productos no orgánicos y 18 orgánicos. Esto permitió confirmar la presencia de altos índices de bacterias intestinales, como la campylobacter, presente en el 62% de los pollos, la salmonella en el 14% y, ambas bacterias, en el 9%. Sólo el 34% de las aves no presentó agentes patógenos. 

Un elemento que impacta negativamente esta realidad, es el hecho de que la resistencia a los antibióticos de estos microrganismos parece ser una tendencia creciente, y es que estos se usan para fomentar el crecimiento y para prevenir las enfermedades de las aves. 

¿Cómo se contaminan? 

Una pregunta frecuente en torno a este tema es por qué el pollo es tan susceptible a la contaminación bacteriana, la respuesta es sencilla, habitualmente estos animales picotean materia fecal e insectos infectados, durante su estancia en las granjas avícolas, es así como las bacterias se instalan en sus intestinos, y cuando estos son sacrificados, los microorganismos se expanden hacia la carne, que se distribuye para nuestro consumo. 

Las plantas procesadoras de aves siguen un riguroso protocolo para reducir al mínimo la contaminación, el HACCP (Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control) establecido por el por el gobierno federal, aún tiene fallas. Además, los inspectores del Servicio de Seguridad e Inspección Alimentaria del Departamento de Agricultura, mantienen un monitoreo contante, practicando pruebas “sorpresa” para buscar rasgos de contaminación, y si, en una planta se registran más de 12 muestras positivas durante 51 días consecutivos, se toman medidas que incluyen multas, paralización de la producción, y hasta cierre temporal de la empresa. 

Si bien los productores están cada vez más pendientes de controlar la calidad de las aves que comercializan, lo mejor en este caso, es estar prevenidos, sin descartar esta carne de nuestra dieta. 

Tome precauciones 

- Lávese las manos con agua caliente y jabón, al menos durante 20 segundos, tras manipular cualquier tipo de carne o ave, congelada o fresca. 

- No moje el pollo con agua del grifo antes de cocinarlo. 

- Elija una tabla, solo para cortar carnes crudas y aves, e inmediatamente después de usarla, lávela con agua caliente y jabón. 

- Cocine las carnes de ave a una temperatura de 165º F /74º C 

- Recuerde que, al mantener el pollo refrigerado, retrasará el crecimiento excesivo de bacterias.

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