El dimisionario jefe de la oposición siria, el jeque Ahmed Moaz al Khatib, aprovechó ayer la tribuna que le ofrecía la cumbre árabe de Doha (Catar) para defender la autonomía del levantamiento frente a las presiones regionales y reclamar la protección de los misiles de la OTAN para el norte de su país. Al Khatib, a quien acompañaba el recién elegido primer ministro provisional Ghasan Hitto, era consciente de que todas las miradas estaban puestas en la delegación siria, ya que por primera vez en la historia de la vetusta y anquilosada Liga Árabe, uno de sus miembros está representado por un movimiento de oposición, en lugar de por el Gobierno establecido.
“El pueblo sirio elegirá a quien vaya a dirigirle, y la forma cómo vaya a ser gobernado, sin que ningún país extranjero lo haga en su lugar”, declaró Al Khatib ante el plenario.
El mensaje resulta especialmente significativo al hilo de los últimos acontecimientos. El jefe del Consejo Nacional Sirio, un paraguas que agrupa a los principales grupos de oposición, dimitió el pasado domingo por “falta de apoyo internacional” y por los “intentos de algunos países de controlar” la revuelta. La decisión de Al Khatib coincidió con el rechazo del Ejército Libre de Siria a reconocer a Hitto, elegido la semana pasada en Estambul como “primer ministro provisional” y a quien la oposición interna considera impuesto por Catar por su proximidad a los Hermanos Musulmanes.
Al Khatib e Hitto habían discrepado en público sobre la posibilidad de negociar con el régimen de Damasco. Pero el órdago del antiguo predicador pilló por sorpresa a los organizadores de la cumbre, que intentaron persuadirle de que retire su renuncia. De momento, no lo ha hecho, aunque aceptó intervenir ante la asamblea “en nombre del pueblo sirio” y minimizó las diferencias con Hitto declarando que le merecía “plena confianza”. “El pueblo sirio está siendo aniquilado desde hace dos años ante la mirada impasible del mundo entero”, denunció Al Khatib antes de hacer valer su “derecho a la autodefensa” y pedir a la comunidad “todo tipo de apoyo”.En ese contexto desveló que había pedido al secretario de Estado norteamericano, John Kerry, la extensión del “paraguas de los misiles Patriot para cubrir el norte de Siria”, bajo control rebelde. La OTAN envió el año pasado varias baterías de esos misiles a Turquía para proteger su espacio aéreo y desde enero ha empezado a desplegarlas en las proximidades de la frontera con Siria. Según Al Khatib, Kerry habría prometido estudiar el asunto. Sin embargo, un portavoz de la OTAN en Bruselas citado por Reuters descartó tal posibilidad y aseguró que esa alianza “no tiene intención de intervenir militarmente en Siria”.
Los insurgentes carecen de armamento para hacer frente a los helicópteros artillados y la aviación que Bachar el Asad no se ha recatado de utilizar. Occidente teme sin embargo las consecuencias de entregar armas de forma indiscriminada y ha intentado frenar el flujo de las que llegan al régimen. El propio Kerry ha viajado recientemente a Bagdad para pedir a las autoridades iraquíes que no permitan el sobrevuelo de aviones iraníes con pertrechos para su aliado.
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