Porque no es lo mismo salir con alguien que casarte. Una relación formal que llegue a matrimonio tiene que tener ciertos ingredientes que la hagan especial.
El hombre con el que sales: Piensa en lo que le tienes que ofrecerle. Te ama porque le das tu tiempo y atención, eres atractiva, y comparten intereses y aficiones como jugar al tenis u obsesionarse con Fall Out Boy. Tiene la esperanza de que serás un buen partido para él.
El hombre con el que te casas: Piensa acerca de lo que él tiene para ofrecerte. Te ama por lo que eres, aprecia tus manías, tus defectos y extraño sentido del humor, la forma en que inhalas cuando te ríes y lees Charles Dickens cada invierno, y todo lo que sabe acerca de ti. Tiene la esperanza de ser un buen marido para ti.
El hombre con el que sales: Es rápido para ponerse celoso cuando estás cerca de otros hombres. Se enoja fácilmente, lo que a menudo termina en largas discusiones pequeñas. Es posesivo sobre tu tiempo, y aunque eso puede ser tierno a veces, también puede convertirse francamente en molesto.
El hombre con el que te casas: Pone su confianza en ti, y te da el beneficio de la duda. Trata de entender tu punto de vista antes de afirmar el suyo, y está dispuesto a darte espacio cuando lo necesitas. Siempre está abierto a hablar de las cosas, y sigue ejerciendo la paciencia que no siempre puedes merecer.
El hombre con el que sales: Es el hombre para el que usas maquillaje. Te pasas horas preparándote para una cita porque quieres impresionarlo. Quieres que crea que eres bonita y esperas que te de un beso al final de la noche, recordándote que él es tuyo.
El hombre con el que te casas: Es el hombre con el que ya no eres consciente de ti misma. Te dice que eres hermosa con o sin maquillaje, porque te quiere por tu corazón, mente y alma. No necesitas su beso para afirmar su afecto, pero te da uno de todos modos, que todavía te hace sentir mariposas revoloteando al interior de tu estómago.
El hombre con el que sales: Es un misterio. Te gusta que es un rompecabezas que tienes que resolver, y tratas de ser enigmática con él, para mantenerlo interesado. Tienes miedo de que con el tiempo, es posible que se aburran el uno del otro.
El hombre con el que te casas: Lo conoces como la palma de tu mano. Bajas la guardia con él porque te sientes cómoda revelándole todos tus secretos. Aunque hay momentos en los que están aburridos, todavía están felices de estar en compañía del otro.
El hombre con el que sales: Es el hombre con el que te diviertes; el hombre con el que estás porque tienes sentimientos por él.
El hombre con el que te casas: Es el hombre con el que te diviertes, pero también con el que lloras, ríes, luchas, amas, y con el que estarás el resto de tu vida. Tienes sentimientos por él, pero no estás con él únicamente a causa de tus emociones. Estás con él porque lo amarás sin importar lo cansada, deprimida o enojada que te sientas. Él entiende que amarte significa sacrificar su tiempo, energía y otras aspiraciones, y aún así está más que dispuesto a hacer el compromiso. No te ama con un amor egoísta o envidioso, sino con uno paciente, persistente, humilde, fiel y desinteresado.
Fuente: Upsocl
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