En la Vía Láctea podrían existir cien millones de planetas además de la Tierra
capaces de albergar formas de vida complejas. Para llegar a esta conclusión, un
equipo de astrónomos de diversas instituciones estadounidenses coordinados por
Louis Irwin, profesor de la Universidad de Texas, en El Paso, ha ideado un nuevo
modelo informático que pone en correlación los datos obtenidos de más de mil
mundos extrasolares.
Según matizan estos expertos en la revista Challenges, el estudio no indica que
exista la vida en todos estos objetos, sino que se dan las condiciones planetarias
necesarias para que se desarrollen organismos por encima de lo que podría
denominarse el nivel microbiano. E insisten: “Vida compleja no tiene por qué
equivaler a vida inteligente; ni siquiera a vida animal; la idea, más bien, es que los
organismos podrían organizarse en cadenas tróficas parecidas a las que existen en
los ecosistemas terrestres”.
Los investigadores tuvieron en cuenta la densidad de los planetas examinados, su
antigüedad, composición, temperatura y distancia a su estrella, entre otros factores.
A partir de esta información construyeron un sistema de medición denominado
Índice de Complejidad Biológica. Este reveló que casi el 2% de los mundos
observados presentaban mejores condiciones que Europa, un satélite de Júpiterque
bajo su superficie helada atesora un gran océano subterráneo de agua en estado
líquido y que, en ocasiones, alcanza la superficie. Algunos astrobiólogos sospechan
que en esta luna podría haber surgido la vida.
Ahora, Irwin y sus colegas estiman que en la Vía Láctea, en la que existen
unos 10.000 millones de estrellas, habría unos cien millones de mundos con
condiciones apropiadas para que esta se desarrollara satisfactoriamente. Eso sí,
pese a que son muchos, la galaxia es tan grande que aquellos con puntuaciones más
altas en el Índice de Complejidad Biológica se encuentran muy alejados entre sí. Por
ejemplo, uno de los sistemas más próximos con planetas en los que podrían haberse
formado biosferas complejas es Gliese 581, a unos 20 años luz de la Tierra. “Parece
muy improbable que estemos solos en el universo. No obstante, posiblemente nos
hallamos tan alejados de otras formas de vida con un nivel de complejidad parecido
al nuestro que encontrarnos con ellas resulta muy improbable en un futuro cercano”,
señalan los astrónomos.
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