Antiguamente, cuando uno comenzaba a convivir con alguien, la pregunta que muchos se hacían era cómo manejar el dinero que entraba en la casa. ¿Fondo común o cada uno por su lado? Ahora, al llegar a un momento determinado de la convivencia o de la relación de absoluto enamoramiento, para algunos la interrogación estará dada por: ¿le doy mis claves del email y de Facebook?
Conozco algunas parejas que comparten la cuenta de correo electrónico. Misma clave, un nombre de cuenta que dice algo así como FulanayMengano arroba algo… Quiere decir que cuando le mando un email a Fulana o a Mengano, lo puede leer cualquiera de los dos. Cero intimidad para ellos y para mí. Si mi amigo es Mengano, mejor lo llamo por teléfono o le hablo personalmente, porque si no, se entera ella. “¿Nunca se te ocurrió tener un correo para vos solo?”, me acuerdo de que le pregunté en una oportunidad a él, a lo que me contestó que no tenía nada que ocultarle a ella. “Nuestra relación es de absoluta confianza”, me agregó. Entonces, si es de confianza, ¿por qué tengo que demostrarlo?
También sé de casos de usuarios de redes sociales que han aceptado como contactos a sus ex. ¿Qué puede llegar a hacer ante esta situación tu actual pareja si es un poco celosa y conoce la clave de tu cuenta? Cocinar el conejo como Glenn Close en Atracción fatal puede ser una nimiedad. Ustedes dirán, ¿no es una provocación poner a sus ex? Un latino les responderá que más que una provocación es una declaración de guerra.
Cada integrante de la pareja necesita su espacio propio, individual. Juntos, pero no mezclados, podríamos decir. Traten de compartir un departamento de 40 metros cuadrados y será como compartir una clave. Un disparador para la claustrofobia. Pues esto llévenlo al mundo virtual de las redes sociales.
Nadie tiene la vida comprada ni menos las relaciones. ¿Y el después, si llegamos a romper? Recuerden que nuestra pareja, tan buenita que parecía, con una separación puede convertirse en Mr. Hyde. Y le damos las armas en bandeja, como es el acceso a nuestro mundo virtual, duplicado en muchos casos del real. Quiere decir que si nos peleamos, a no olvidar, ¡cambiar rápidamente todas las claves y decidir quién se queda con la mascota!
Recordemos también que nuestro smartphone es una puerta de acceso a las redes sociales y al correo electrónico. Tiene que encontrarse una buena excusa, mejor que “¿me lo pides para jugar al Candy Crush?” para que se lo prestemos habitualmente.
El coqueteo, o algo más, en las redes sociales es uno de los motivos más frecuentes hoy en día para terminar con una relación más o menos estable. Nuestros post o publicaciones en nuestra línea de tiempo y biografías virtuales, en infinidad de casos llevan a crisis y separaciones. El acceso a cuentas bancarias no es un dato menor. El movimiento de dinero y gastos de la tarjeta de crédito es también muchas veces motivo de discusiones. Para muchos, la coherencia significa que si cada uno tiene su propia cuenta, esta debería tener su propia clave desconocida para el otro.
En su casa y en su pareja, ¿cómo hacen ustedes con las claves?
También sé de casos de usuarios de redes sociales que han aceptado como contactos a sus ex. ¿Qué puede llegar a hacer ante esta situación tu actual pareja si es un poco celosa y conoce la clave de tu cuenta? Cocinar el conejo como Glenn Close en Atracción fatal puede ser una nimiedad. Ustedes dirán, ¿no es una provocación poner a sus ex? Un latino les responderá que más que una provocación es una declaración de guerra.
Cada integrante de la pareja necesita su espacio propio, individual. Juntos, pero no mezclados, podríamos decir. Traten de compartir un departamento de 40 metros cuadrados y será como compartir una clave. Un disparador para la claustrofobia. Pues esto llévenlo al mundo virtual de las redes sociales.
Nadie tiene la vida comprada ni menos las relaciones. ¿Y el después, si llegamos a romper? Recuerden que nuestra pareja, tan buenita que parecía, con una separación puede convertirse en Mr. Hyde. Y le damos las armas en bandeja, como es el acceso a nuestro mundo virtual, duplicado en muchos casos del real. Quiere decir que si nos peleamos, a no olvidar, ¡cambiar rápidamente todas las claves y decidir quién se queda con la mascota!
Recordemos también que nuestro smartphone es una puerta de acceso a las redes sociales y al correo electrónico. Tiene que encontrarse una buena excusa, mejor que “¿me lo pides para jugar al Candy Crush?” para que se lo prestemos habitualmente.
El coqueteo, o algo más, en las redes sociales es uno de los motivos más frecuentes hoy en día para terminar con una relación más o menos estable. Nuestros post o publicaciones en nuestra línea de tiempo y biografías virtuales, en infinidad de casos llevan a crisis y separaciones. El acceso a cuentas bancarias no es un dato menor. El movimiento de dinero y gastos de la tarjeta de crédito es también muchas veces motivo de discusiones. Para muchos, la coherencia significa que si cada uno tiene su propia cuenta, esta debería tener su propia clave desconocida para el otro.
En su casa y en su pareja, ¿cómo hacen ustedes con las claves?
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