El pasado domingo un joven de 23 años fue detenido por la Guardia Civil en la localidad de Alfoz de Burgos (Burgos) por un supuesto delito contra la intimidad. Y es que decidió instalar una aplicación espía en el móvil de su pareja para conocer en todo momento su ubicación y contactos. Cuestión que fue confesada por el propio joven ante los agentes que finalmente procedieron a su detención.
Los hechos, que se produjeron con anterioridad, se remontan al momento en el que el ahora detenido solicitó el terminal a su pareja bajo la excusa de actualizárselo, según cuenta la agencia Europa Press. Sin embargo, el joven decidió instalar una aplicación espía en su lugar. Una herramienta que le permitía conocer la ubicación actual de su pareja, así como las llamadas y mensajes que ésta realizaba desde el terminal, además de los que recibía. Información privada que está protegida por la ley.
La víctima comenzó a sospechar al comprobar la corta duración de la batería tras la supuesta actualización realizada por su pareja. Por ello decidió presentar una denuncia ante la Guardia Civil, quienes se encargaron de localizar al joven y preguntarle acerca de lo sucedido, confirmando éste la instalación de una aplicación espía para conocer diferentes detalles acerca de la vida de su pareja. Tras su detención, el terminal de joven ha pasado a ser investigado por el Equipo de Investigación Tecnológica de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de Burgos.
El espionaje y robo de datos son delitos que atentan contra el Derecho a la Intimidad y, por ello están penados. Sin embargo, ello no parece parar los casos en los que se trata de acceder a esta información de una forma u otra. Bien conocido es el caso de la aplicación espía WhatsApp Spy. Un programa que consiguió hacerse famoso mediante anuncios en redes sociales bajo el pretexto de permitir espiar conversaciones de la aplicación WhatsApp de otros contactos.
Nada más lejos de la realidad. Tal programa no existía, tratándose de un fraude que buscaba captar el número de teléfono de todos los usuarios que cayeran en la trampa para suscribirlos a un servicio de mensajes SMS Premium con una alta tarifa. Una estafa a la que finalmente se le puso fin con la detención de la persona que había creado el señuelo acerca de la supuesta aplicación y que consiguió recaudar más de 40.000 euros con esta táctica.
Para protegerse de estas aplicaciones espía lo primero es utilizar el sentido común. Así, hay que evitar cualquier anuncio o servicio que afirme permitir el espionaje por poder tratarse de una estafa en sí misma. Además, un consumo de batería anómalo puede estar relacionado con el envío de datos involuntariamente, siempre teniendo en cuenta si se ha instalado una aplicación que no provenga de las tiendas de aplicaciones oficiales. Un riesgo que hay que evitar también para no sufrir robos de contenidos personales como fotos, claves de acceso a redes sociales o incluso servicios financieros si se utilizan desde el móvil.
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