La memoria humana es muy compleja y, cuando funciona bien, nos permite realizar una gran cantidad de cosas. Pero lo cierto es que no es infalible. ¿Escucharte hablar alguna vez de los recuerdos falsos? Se trata de narraciones de hechos que la persona cree como verdaderos, ya sea por lo que los vivió o estuvo expuesta a ellos, pero que en realidad jamás ocurrieron.
Un recuerdo falso no es una mentira; quien cuenta como cierta una memoria falsa cree estar diciendo la verdad. No por nada cientos de personas terminan en la cárcel por testigos que fueron traicionados por sus recuerdos, o narran un hecho de forma diferente a la que ocurrió, como forma de protegerse ante un trauma.
¿Qué es un recuerdo falso?
La memoria humana utiliza un proceso semántico a la hora de formar recuerdos y, para almacenarlos en nuestro cerebro, se vale mucho del lenguaje, asociando palabras o hechos con otros que conoce con anterioridad.
Esa forma de asociación permite que recordemos nombres, fechas y conversaciones, pero el lenguaje también puede engañarnos, haciendo una asociación incorrecta que queda implantada como memoria.
Es posible que un hecho que nos haya sido narrado una y otra vez se convierta en un recuerdo personal, tal como si hubiésemos estado allí, ya que el cerebro lo asoció con otro recuerdo verdadero.
A medida que recibimos más y más estímulos, el cerebro se sobre carga y el proceso de asociación comienza a traicionarnos, creando memorias falsas. Las memorias falsas también pueden crearse como forma de defensa ante un hecho traumático, como forma de reemplazar un recuerdo que nos asusta o marca de forma negativa.
¿Quiénes forman recuerdos falsos?
La respuesta es que todos podemos crear un recuerdo falso y almacenarlo en nuestro cerebro, creyéndolo como verdadero, pero existen personas que son más propensas a tener una memoria falsa.
Los adultos forman recuerdos falsas de manera mucho más sencilla que los niños, y aquellas personas que se destacan por tener una excelente memoria tienen menos posibilidades de crear recuerdos falsos.
El cerebro adulto ya formó una gran cantidad de conexiones entre personas, hechos, palabras, momentos, etc. Por ello, el sistema que utiliza para guardar nuevas memorias está muy automatizado y, ante información engañosa o inconclusa, puede formar una recuerdo falso por asociación.
En un experimento, se le habló a un grupo de personas sobre el atentado a las Torres Gemelas el 11 de septiembre del 2001, introduciendo en la conversación la descripción de grabaciones en video que nunca existieron y que suponen un hecho falso.
Asimismo, se utilizaron palabras "engañosas", aquellas que el cerebro percibe y puede interpretarlas como otras. Consultadas después por los hechos acaecidos en ese día, un porcentaje importante de personas mencionó esas grabaciones de hechos que jamás existieron como parte de sus recuerdos.
Los recuerdos falsos, son una muestra clara de que el cerebro humano y sus procesos no son infalibles y que, la memoria puede ser maleable de forma inconsciente.
¿Qué es un recuerdo falso?
La memoria humana utiliza un proceso semántico a la hora de formar recuerdos y, para almacenarlos en nuestro cerebro, se vale mucho del lenguaje, asociando palabras o hechos con otros que conoce con anterioridad.
Esa forma de asociación permite que recordemos nombres, fechas y conversaciones, pero el lenguaje también puede engañarnos, haciendo una asociación incorrecta que queda implantada como memoria.
Es posible que un hecho que nos haya sido narrado una y otra vez se convierta en un recuerdo personal, tal como si hubiésemos estado allí, ya que el cerebro lo asoció con otro recuerdo verdadero.
A medida que recibimos más y más estímulos, el cerebro se sobre carga y el proceso de asociación comienza a traicionarnos, creando memorias falsas. Las memorias falsas también pueden crearse como forma de defensa ante un hecho traumático, como forma de reemplazar un recuerdo que nos asusta o marca de forma negativa.
¿Quiénes forman recuerdos falsos?
La respuesta es que todos podemos crear un recuerdo falso y almacenarlo en nuestro cerebro, creyéndolo como verdadero, pero existen personas que son más propensas a tener una memoria falsa.
Los adultos forman recuerdos falsas de manera mucho más sencilla que los niños, y aquellas personas que se destacan por tener una excelente memoria tienen menos posibilidades de crear recuerdos falsos.
El cerebro adulto ya formó una gran cantidad de conexiones entre personas, hechos, palabras, momentos, etc. Por ello, el sistema que utiliza para guardar nuevas memorias está muy automatizado y, ante información engañosa o inconclusa, puede formar una recuerdo falso por asociación.
En un experimento, se le habló a un grupo de personas sobre el atentado a las Torres Gemelas el 11 de septiembre del 2001, introduciendo en la conversación la descripción de grabaciones en video que nunca existieron y que suponen un hecho falso.
Asimismo, se utilizaron palabras "engañosas", aquellas que el cerebro percibe y puede interpretarlas como otras. Consultadas después por los hechos acaecidos en ese día, un porcentaje importante de personas mencionó esas grabaciones de hechos que jamás existieron como parte de sus recuerdos.
Los recuerdos falsos, son una muestra clara de que el cerebro humano y sus procesos no son infalibles y que, la memoria puede ser maleable de forma inconsciente.
Informe21.com
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