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Después de 75 años y 20 millones de dólares invertidos, en junio de 2009, la revistaThe Atlantic publicó un artículo con los resultados de un estudio denominado Grant Study, que reveló los factores más importantes para ser feliz en la vejez.
Por más de tres décadas, es decir, desde 1938, se realizó un seguimiento de 238 egresados de la Universidad de Harvard – todos hombres- estudiando sus formas de comportamiento, desde los planos  psicológico, antropológico y físico. El resultado fue publicado  en el libro Triumphs of Experience, por  George Vailant, quien lo dirigió. 

“El alcoholismo es un desorden de gran poder destructivo” fue una de las conclusiones que arrojó el estudio, pues los hombres con problemas con el alcohol tenían más tendencia a padecer  de neurosis y depresión. 


Como consecuencia, tendían en mayor grado a tener matrimonios inestables y, en muchos de los casos, morir más jóvenes, pues el alcohol estaba acompañado de tabaquismo. Contrario a lo que se creía, el nivel intelectual no influyó en nada.
También, se estableció una gran diferencia entre los hombres que tenían ideologías liberales y quienes, por su parte, preferían seguir los lineamientos establecidos por la sociedad.

 Se reveló que los del primer grupo, en promedio, tenían sexo hasta los 80 años de edad; mientras que los más conservadores lo hacían solo hasta los 68.
Sin embargo, Vailant insistió en la fuerte correlación que existe entre la calidez de las relaciones y felicidad en la vejez. En ese orden de ideas, lo más importante para tener una vida feliz  se basa en la calidad de las relaciones.


Y esto no solo se vio reflejado en la salud física y emocional de los hombres participantes, sino en el rango de sus salarios, poniendo en primer lugar a quienes tenían mejores relaciones interpersonales, ganando en promedio 141 mil dólares anuales y obteniendo más éxito y reconocimiento profesional, que los otros.

La importancia de tener una infancia feliz
La calidad de tiempo compartido y las relaciones con sus padres en la infancia de los hombres involucrados en el estudio también se consolidaron como factores claves para la vida en la vejez. 


Específicamente, los hombres que habían tenido mejores relaciones con sus madres ganaban 87 mil dólares más que los que no. Así mismo, tenían menor riesgo de desarrollar demencia al llegar a la tercera edad.


Por otro lado, quienes tenían mejores relaciones con sus padres que con sus madres, corrían menor riesgo de sufrir de ansiedad, incrementando sus niveles de satisfacción con sus vidas a la edad de 75 años.


La única conclusión del estudio es que “La felicidad es amor” y que para vivir la vida al máximo y tener una vejez feliz el secreto es la calidez de las relaciones que se establecen con las personas que nos importan y que amamos.

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