Ferran Adrià aseguraba horas antes de la subasta que ha tenido lugar hoy en Sotheby's que comer con él no tenía ningún interés, pero finalmente ha recaudado 36.750 dólares por una cena para cuatro con él y su hermano Albert, en una noche en la que ha amasado más de 900.000 dólares para la Fundación El Bulli.
"Cenar conmigo no creo que sea lo más interesante, hay que verlo como una donación a la Fundación"
, decía Adrià, aunque también añadía: "Yo, un amante del fútbol, si pudiera cenar con Messi, seguramente pagaría lo que fuera". Finalmente, ha sido un particular asiático el mejor postor por esta cena que tendrá lugar en Barcelona.
Y si bien Adrià no tiene Balones de Oro, sí coleccionaba estrellas Michelín y se convirtió en el responsable del mejor restaurante del mundo como chef de El Bulli que, tras cerrar sus puertas como cocina, sigue trabajando como fundación. Ahora, gracias a esta subasta que ha durado más de seis horas, ya tiene un extra de 913.605 dólares para arrancar, muy por encima de la horquilla que la prestigiosa casa de subastas Sotheby's de Nueva York había estimado, entre 515,300 y 768,250.
Pero la cena con Adrià no ha sido, en cambio, la adquisición más cara de la subasta, ya que un lote de cuatro botellas Romanée Conti 2004 firmadas por el chef y su sumiller Juli Soler, también adquirida por un asiático, alcanzó la cifra de 52.062, doblando las expectativas. "La parte bonita es llevarte una botella firmada por mí y por Juli, mi socio, que además llevan el sello de la bodega El Bulli. Dentro de cincuenta años podrá decir esto perteneció a El Bulli. Esa es la parte icónica y romántica", había reconocido el chef con anterioridad.
Su bodega
La subasta celebrada hoy se centraba en la bodega de El Bulli y ha despachado otros lotes de botellas de vino, como uno de cuatro Vega Sicilia 'Único' de 1991 por 13,475 dólares o tres Montrachet Domaine de la Romanée-Conti de 1990 por 12.250 dólares. Esta sesión era prácticamente gemela a la que tuvo lugar el 3 de abril en Hong Kong, que consiguió 1,8 millones de dólares, pero que marcó claras diferencias en su público, pues la cena con Adrià alcanzó los 25.000 dólares, pero lo más cotizado fue un lote de cuchillos de El Bulli, que fueron pujados hasta los 7.000 dólares cada uno.
En ese pronóstico Adrià sí se había equivocado. "En Estados Unidos la mentalidad es diferente. Lo ven como una donación, así que esperamos que vaya mejor que en Hong Kong", dijo. Y, sin embargo, no fue así.
Hoy también se subastaron la chaquetilla, la vajilla 'petit-fours' o los cuchillos con los que se elaboraron las creaciones más innovadoras del mejor restaurante del mundo, pero no entraron entre las piezas mejor pagadas. "La vajilla "petit-fours", que nosotros llamamos 'de las pequeñas locuras' es muy importante a nivel histórico, porque abrió un camino importante. Los cocineros ya no compraban vajillas sino que trabajaban con los diseñadores para hacer sus vajillas", había dicho Adrià.
En cualquier caso, la Fundación El Bulli ha acumulado entre las dos jornadas de subasta 2.718.909 para un proyecto que, según Adrià, no es tanto para crear nuevos platos sino "crear creadores de platos", ha definido el propio chef, que pretende ponerlo en marcha a partir de 2015 y establecerlo como "un lugar de pensamiento" más que una escuela.
Por eso, en Estados Unidos, donde la donación privada y las fundaciones tienen gran acogida, Adrià ha buscado apoyo. "Es arriesgado pero gusta mucho a Nueva York", había dicho, ya que nada más pisar la ciudad encontró muchos interesados en aportar su donación y participar en el proyecto. Sin embargo, esta noche los grandes compradores fueron casi una hegemonía asiática, con alguna excepción proveniente de Latinoamérica y un comerciante estadounidense, que pagó 9.187 dólares por diez botellas de Château Latour de 2005.
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