La presidenta Dilma Rousseff se comprometió este viernes a abrir nuevos canales de diálogo con la juventud brasileña, el grupo demográfico dominante en las protestas que han sacudido país las últimas dos semanas.
Rousseff y el ministro de Educación, Aloizio Mercadante, se reunieron en la capital, Brasilia, con dirigentes de 25 organizaciones juveniles, entre ellas estudiantiles y sindicales, y con defensores de la diversidad sexual, como parte del diálogo de la mandataria con diversos grupos de interés.
Las conversaciones no llevaron a ningún anuncio concreto como resultado de las conversaciones, que el despacho de Rousseff ha descrito como el inicio de un diálogo con la juventud de la nación.
Aunque no hay programadas más reuniones, la inauguración el 8 de julio de una página de internet enfocada en problemas de los jóvenes y cuya creación estaba pensada hace bastante tiempo, contribuirá a la continuación del diálogo, según la oficina de Rousseff.
Los inconformes salieron a las calles a principios de mes para protestar contra un alza de 10 centavos en las tarifas del transporte público en Sao Paulo, pero el descontento derivó en un gigantesco movimiento nacional de rechazo a problemas como la corrupción gubernamental y los deficientes sistemas de educación y salud.
Protestas menores continuaron el viernes, aunque en forma más dispersa. Un grupo de taxistas se manifestó contra los cambios propuestos a las licencias que rigen el servicio en el aeropuerto Santos Dumont en Río de Janeiro.
La policía antidisturbios del estado de Sao Paulo usó granadas de gas lacrimógeno para dispersar a un grupo pequeño de manifestantes que bloqueaban una carretera de varios carriles, en tanto que otra protesta ocurría en la ciudad nororiental de Natal.
Las redes sociales, el principal foro en que se organizó la protesta de la semana pasada en la que cientos de miles de personas salieron a las calles, estaban el viernes llenas de rumores de una huelga general para el próximo lunes.
Sin embargo, las dos principales centrales sindicales de Brasil, la Central Unica de Trabajadores y Fuerza Sindical, dijeron que no sabían nada de una huelga general. Anunciaron que tienen previsto para el 11 de julio reducir el ritmo de trabajo de sus agremiados.
AP
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