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Las personas que por años han sido señaladas de pesimistas, negativas o de tener la capacidad de ver el punto negro en medio del universo blanco podrían no tener la culpa.

Esa es la conclusión a la que llegó un equipo de científicos del que hicieron parte Rebecca Todd, de la Universidad de Columbia Británica (Canadá), y Adam Anderson, de la Universidad de Cornell (Estados Unidos).
La investigación encontró que debido a una variación de un gen algunas personas pueden percibir con más intensidad que otras ciertos eventos negativos, y, así mismo, ser influidas en la forma como perciben, y por ende, viven y experimentan el mundo.
La ‘almendra’ del asunto, dice la investigación, está en la variante suprimida del gen ADRA2b, que cumple un rol protagónico en la formación de memorias emocionales -según estudios anteriores y la investigación-, en la percepción del tiempo real.
En el trabajo científico, cuyos resultados fueron publicados por la revista Psychological Science, participaron 200 individuos, quienes estuvieron en contacto directo en forma sucesiva y rápida con palabras positivas, negativas y neutrales. Los individuos con la diferencia genética ADRA2b se mostraron más propensos a percibir y retener las palabras negativas.
No obstante, llamó la atención de los académicos que ambos grupos demostraron más afinidad con las palabras positivas que con las palabras neutrales.
Así, dice la profesora Todd, “las personas con la diferencia genética resultaron más propensas a ver e identificar caras enojadas dentro de una multitud de personas. También, pueden ser más perceptivas para establecer peligros potenciales en el ambiente, como rocas peligrosas o pisos lisos, más que la belleza del entorno”.
‘No existe un gen de la negatividad’
No obstante el hallazgo, algunos científicos se mostraron incrédulos. ‘No hay un gen de la negatividad ni lo habrá en el futuro’, escribió el neurocientífico Ahmad R. Hariri, de la Universidad de Duke, al ser interrogado sobre la investigación por ‘The Washington Post’. Él cree que, en vez de eso, miles de genes y sus variaciones albergan miles de posibilidades que, al interactuar con el ambiente, van formando gradualmente los comportamientos.

GDA

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