El aprendizaje nunca se acaba. Continuamente se presentan ante nosotros nuevos retos y habilidades que aprender. Todo el conocimiento está ahí fuera, esperando a que le desafiemos. Es el momento de aprender, pero tenemos la necesidad de hacerlo pronto y bien.
1. Motivación
El aspecto que quizás más ha diferenciado a los grandes atletas, maestros del ajedrez y otras personas sobresalientes en diversos campos del resto de los mortales, es la motivación. Si a una gran motivación le unes muchas horas de dedicación, el resultado está asegurado.
La motivación es la llama que inicia la combustión. Es increíble lo rápido que aprendemos las cosas que realmente nos gustan y motivan.
Si queremos acelerar cualquier tipo de aprendizaje, deberíamos hacerlo en nuestro momento de máxima motivación, o buscar aquellas partes que realmente nos motivan.
2. Equilibrio emocional y memoria de trabajo
El equilibrio emocional constituye la base para conseguir cualquier cosa en la vida, pero para el aprendizaje es fundamental.
Cuando estamos bañados por las emociones, nuestro cerebro no tiene todos los recursos a su disposición. Si nos sentimos enfadados, ansiosos o nerviosos, estaremos gastando recursos muy valiosos que podrían dedicarse al aprendizaje.
Varios estudios han puesto de manifiesto cómo interfieren las emociones fuertes y pensamientos negativos en nuestra capacidad para estudiar o procesar la información.
Un poco de ansiedad, como la que todos hemos tenido alguna vez frente a un examen, puede ser beneficiosa, ya que nos activa el modo alerta. Pero una excesiva ansiedad, puede dar al traste con horas y horas de esfuerzo y llevarnos por ejemplo, a quedarnos en blanco ante un examen.
3. Para aprender, debemos creer que podemos
La capacidad de aprendizaje está modulada por nuestras propias creencias hacia la inteligencia. Un estudio demostró que si creemos que la inteligencia es una habilidad que puede adquirirse, tomaremos el aprendizaje como un reto y nos resultará mucho más sencillo. Por el contrario, si pensamos en ella como un don que no poseemos, estaremos poniéndonos un límite antes de empezar y nuestro aprendizaje nunca será óptimo.
4. El Timing
El Timing es una palabra que es una pena que no tengamos en castellano, aunque creo que acabaremos por adoptarla… Significa algo así como el tiempo para cada cosa, o cada cosa en su tiempo oportuno para conseguir el mejor efecto.
Del mismo modo que no todas las personas somos creativas a la misma hora, no aprendemos igual en cada parte del día. Todos tenemos el momento en el que nos sentimos plenos de energía y con el foco puesto en lo que hacemos, en el cual el aprendizaje es máximo.
Recientemente pregunté en Facebook sobre la hora en la que teníamos mayor rendimiento y cuando era nuestro momento creativo. Los resultados han sido diversos, pero se agrupan fundamentalmente en la mañana y en la noche (quizás por la tarde estemos ocupados en otras cosas).
Da igual que seamos aves diurnas o nocturnas, si de verdad queremos optimizar un aprendizaje, tendremos que hacerlo en timing, aprovechando al máximo nuestro momento creativo.
5. Ley de Pareto: centrándonos en lo esencial
La Ley de Pareto puede aplicarse a muy diversos ámbitos y dice que el 20% del trabajo, ofrece el 80% de los resultados. Aplicándolo a nuestro caso, tendríamos que identificar en qué partes del aprendizaje debemos enfocar ese 20% y volcar en él nuestro esfuerzo.
6. Las 3 Herramientas para optimizar el aprendizaje: mapas mentales, lectura ultrarrápida y técnicas de memorización avanzadas.
Nuestro cerebro tiene una forma peculiar de almacenar la información. No se dedica a leer y leer datos y repetir los datos una y otra vez, sino que es más visual. De manera que si somos capaces de adaptar el aprendizaje a como el cerebro lo entiende mejor, estaremos optimizando nuestros recursos y acelerando nuestra forma de aprender.
Los mapas mentales son una excelente forma de presentar los datos a nuestro cerebro, que literalmente se los bebe, por lo visuales y exóticos que son. Además, nos permiten avanzar en el conocimiento de lo general a lo particular, que es la forma que tiene nuestra mente para estructurar la información.
Lectura ultrarrápida: si fuéramos capaces de leer y comprender a una velocidad 5 veces superior a la que lo hacemos actualmente, podríamos registrar la información en la quinta parte del tiempo. Nuestra velocidad de lectura limita mucho la velocidad de nuestro aprendizaje, porque el cerebro tiene capacidad para gestionar mayor flujo de datos del que normalmente le proveemos.
Técnicas de memorización avanzadas: ya hemos hablado en otras ocasiones sobre ellas. Son inmejorables para digerir la información más difícil, como son los datos sin conexión aparente, fechas, números, etc.
La información compleja es la qué más tiempo nos hace perder a la hora de estudiar para un examen ¿te imaginas memorizarlos sin esfuerzo y encima divertirte en el proceso? La de tiempo que habré perdido hasta que las descubrí…
7. Descanso y sueño
Este es quizás uno de los aspectos que más descuidamos en nuestra vida en general y en el aprendizaje en particular.
Sea cual sea el tipo de aprendizaje que hagamos, la Ley de Parkinson se muestra implacable. Con mucha frecuencia programamos el tiempo que le dedicamos a aprender según el tiempo que tenemos disponible, llenando todo el tiempo hasta el último día. El gran perjudicado de esta situación es siempre nuestro descanso y después pagamos las consecuencias.
Durante el sueño el cerebro defragmenta nuestro disco duro, es decir, se encarga de almacenar y organizar toda la información que hemos adquirido durante el día. Esto implica que si dormimos pocos, nuestro aprendizaje no estará bien estructurado cuando nos despertemos y será tiempo no aprovechado.
8. Usando todo el cerebro: El pensamiento lateral
Estamos demasiado acostumbrados a usar el pensamiento vertical o racional. Un aprendizaje es un proceso creativo, así que deberíamos usar nuestro cerebro creativo, el pensamiento lateral.
Se trata de ver las cosas desde distintos ángulos y perspectivas, de manera que encontremos el mejor sitio por donde atacar el aprendizaje.
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