No se trata sólo de una apreciación personal: el mismísimo Gobierno chino ha tenido que publicar en su web un código de conducta dirigido a sus turistas, famosos por saltarse olímpicamente las más elementales normas de la buena educación, según los estándares occidentales.
Cierto es que cada parte del planeta tiene sus propias costumbres y usos, pero en Nomadistas siempre hemos mantenido que el buen viajero se interesa por las costumbres locales y tiende a confundirse con el paisaje, no a convertirse en un punto negro en el mapa. Desgraciadamente, muchos turistas chinos y maleducados no opinan así. Y allá donde fueren, hacen lo que en casa. Entre otras cosas, tirar la basura al suelo, escupir, estropear monumentos históricos o saltarse las colas.El código gubernamental prohíbe todas esas cosas, y también tocar reliquias, escarbar o dejar marcas en ellas o escalar edificios históricos. Su intención es enseñar a sus compatriotas "el deber de ser un turista civilizado que tiene todo ciudadano chino". La cuestión se hace urgente, sobre todo tras la ira que desató la conducta de un joven chino de 15 años, que hace unas semanas grabó su nombre sobre una piedra de más de 3.500 años de antiguedad del templo egipcio de Luxor. Aunque dentro del país el escándalo público denotó una tranquilizadora censura para este tipo de actos vandálicos, lo cierto es que los turistas chinos tienen mala fama.
Esta impopularidad puede deberse, en parte, a que superan ya a americanos como los más viajeros: 83 miillones de chinos se desplazaron en 2012. Entre tanto, es más probable encontrar ejemplos de mal comportamiento. Sin embargo, el código de conducta gubernamental no deja dudas de los vicios más comunes del común de los chinos, y les impele a respetar el orden público, proteger las infraestructuras y mobiliario, ser sensible a la ecología y la sostenibilidad, respetar los derechos del prójimo, mostrar cortesía y, sobre todo, ser escrupulosamente limpios. No es la primera vez que las autoridades se ven en la necesidad de recordarle a sus ciudadanos la necesidad de representar debidamente al país en sus viajes al extranjero. El vicepresidente Wang Yang ha tenido que hacerlo en varias ocasiones, la última a principios de este mismo mes.
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