¿Te has preguntado alguna vez por qué ciertas partes del cuerpo, aparte de la zona genital, tienen una respuesta erótica cuando son tocadas por otra persona? Si es así, no te inquietes, porque se trata de una interrogante más común de lo que crees y que le quita el sueño incluso a los científicos.
Es por esta razón que investigadores de tres universidades, dos británicas y una sudafricana, realizaron un estudio para identificar las partes del cuerpo que son más y menos erógenas tanto para los hombres como para las mujeres. Para ello reclutaron a 800 personas, quienes a través de un cuestionario debieron evaluar 41 partes del cuerpo según su atractivo sexual.
Los resultados de la investigación fueron sorprendentes, ya que prácticamente ninguno de los participantes consideró a los pies como una zona erógena, lo que desacredita la teoría de que esa parte del cuerpo tiene algún tipo de conexión con la zona genital, como alguna vez planteó el neurocientífico Vilayanur Ramachandran.
Las rótulas de las rodillas tampoco fueron consideradas una parte de gran atractivo sexual, al igual que los antebrazos.
En el otro extremo, es decir, el de las zonas más erógenas del cuerpo, tanto los hombres como las mujeres ubicaron la boca y los labios en el primer lugar. Les siguieron:
Mujeres:
- La base del cuello
- Los pechos y pezones
- Los glúteos
- Las caderas
Hombres:
- La parte interna de los muslos
- La base del cuello
- Las tetillas
- La parte baja de la espalda
Zonas erógenas compartidas
La extendida creencia de que las mujeres tienen muchas zonas erógenas y los hombres solamente una también fue desacreditada por los resultados del estudio. "No es así (…) Son bastante iguales, con una pequeña ventaja para las mujeres”, sostuvo Oliver Turnbull, profesor de la escuela de psicología de la Universidad Bangor, quien lideró la investigación.
Asimismo, los científicos notaron un gran nivel de coincidencia entre las respuestas de los encuestados, sin importar su edad, género, orientación sexual, nacionalidad o raza.
"Lo que descubrimos con esto es que todos compartimos las mismas zonas erógenas en al menos dos continentes muy diferentes, seamos blancos, de mediana edad, una mujer de clase media sentada en una oficina en Londres o un gay que vive en una villa en África. Lo que se sugiere es que lo tenemos integrado y no se basa en una experiencia cultural o de vida", agregó Turnbull, según publicaron varios medios, entre ellos "The Observer" y el "Daily Mail".
Respecto a la interrogante principal de por qué las caricias en sólo ciertas partes del cuerpo producen reacciones eróticas, Turnbull sostuvo que la respuesta parece estar en que las zonas erógenas y las que no lo son, están controladas por diferentes partes del cerebro.
El problema -agregó- es que en términos éticos resulta difícil poder comprobar esta teoría, ya que para registrar lo que ocurre en el cerebro, necesariamente una pareja tendría que estar acariciándose.
GDA
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