Científicos argentinos lograron convertir, gracias a un algoritmo, el himno nacional en información no genética que puede ser almacenada en el ADN de una bacteria y, desde allí, ser recuperada y vuelta a transformar en música.
El proyecto fue realizado por un grupo de alumnos e investigadores del Instituto de Tecnología de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), ubicada en la capital argentina.
Además, diseñaron una herramienta web para que cualquiera pueda convertir música al formato genético del ADN (Ácido desoxirribonucleico) y viceversa. Gracias a este algoritmo se puede, por ejemplo, oír el virus del HIV en el piano o bailar al ritmo del colágeno.
“Queríamos demostrar que era posible almacenar información no biológica en ADN utilizando herramientas informáticas simples”, explicó Federico Prada, Director de la licenciatura en Bioinformática de la UADE a cargo del proyecto.
Explicó que utilizaron como base dos publicaciones recientes de las revistas Science y Nature para desarrollar su propio algoritmo.
“La obra musical seleccionada era un detalle menor, pero nos decidimos por el himno nacional argentino porque este año es el bicentenario de su creación, queríamos homenajearlo de este modo”, agregó Prada.
“Posiblemente lo más importante de las bacterias es su capacidad de duplicar la información genética cada 20 minutos. Son nuestras “fotocopiadoras de información”. En una noche de crecimiento y división celular podríamos conseguir una copia del himno para cada habitante del planeta tierra”, concluyó.
Federico Prada coordinó las acciones de los estudiantes de Bioinformática Guido de Luca y Verónica Di Mateo y la docente Julieta Nafissi.
Guido de Luca explicó que el algoritmo, que está en la página web http://adnmusica.uade.edu.ar/, además de permitir transformar la música en información almacenable en el ADN también guarda datos sobre la duración y el volumen de las notas.
Y agregó: “Hoy en día sólo acepta información musical en formato MIDI, pero estamos trabajando para que pueda aceptar cualquier información digital que se desee”.
Introducir la información no afecta a la bacteria, según explica Julieta Nafissi.
“La bacteria sólo actúa como un conductor, como una biblioteca portadora de información. Las estanterías de madera que sostienen los libros en una biblioteca no saben leer, pero funcionan muy bien como soporte de información”, detalló Nafissi.
La investigadora agregó que “tampoco afectaría a una persona” pero que “el proyecto no está pensado para utilizar a personas como transportadores de información no biológica”. El himno estará en unas moléculas llamadas plásmidos que están circularizadas.
La bacteria se transformó en un organismo transgénico que contiene una molécula de ADN recombinante: una parte natural y otra modificada por el hombre. Lo primero que hicieron fue encontrar un algoritmo que permitiera convertir música en una secuencia compuesta por nueve bases de ADN.
Estas secuencias se forman de la combinación de cuatro nucleótidos, identificados con las letras A, C, G y T, que contienen información sobre la tonalidad, clave y duración de cada nota.
No solo lograron convertir la partitura del himno nacional argentino en una extensa sucesión de letras, sino que su función les permite traducir cualquier otra composición a lenguaje genético.
El 11 de mayo de 1813, la Asamblea General Constituyente y Soberana de Argentina sancionó como himno nacional la canción patriótica con letra de Vicente López y Planes y música de Blas Parera. El himno fue presentado por primera vez en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson, quien además entonó las primeras estrofas, tres días después.
EFE
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