Cuanto más alto se sube más dolorosa es la caída, pero eso nada tiene que ver con él. El alpinista y deportista extremo ruso Valeri Rózov saltó desde la cumbre más alta del planeta: el Everest.Nadie en el mundo ha hecho algo semejante hasta el momento. El salto se hizo efectivo desde una altura de 7220 metros sobre el nivel del mar. El deportista dedicó el récord al sesenta aniversario de la conquista del Everest.
En el vídeo Valeri Rózov, que tras el salto planea sobre blancos glaciares, se parece más a Batman. Realmente un superhéroe puede atreverse a lanzarse a semejante vacío. Pero también se trata del parecido exterior. El deportista llevaba puesto un nuevo traje en forma de ala y planeaba desde la cima más alta del planeta. La velocidad de la caída alcanzó los doscientos kilómetros por hora. Durante casi un minuto entero, el deportista extremo ruso voló a lo largo de la cara norte del Everest, antes de que se abriera el paracaídas. El deportista aterrizó sano y salvo en el glaciar Rongbuk, batiendo de esa manera el récord mundial:—Siempre, lo más interesante para mí, es lo que hago y no la idea de si estableceré un nuevo récord o no. Aún en el aire había sentido la alegría de haberlo logrado. Lo más difícil es el corto tramo de envión vertical. Es que antes de empezar a volar sobre el horizonte, uno cae cierto tiempo, toma impulso, el traje de llena de aire y solo entonces empiezas a volar.Antes de aquel día, Valeri Rózov y su equipo pasaron unas tres semanas en el Himalaya. Ascendieron a la cumbre por la famosa cara norte. Completamente equipados con botellas de oxígeno y botas de alpinismo, clavando los piolets en los bloques de hielo, el equipo subía más y más. El trayecto duró cuatro días. Pero, en comparación con el tiempo que se necesitó para la preparación del propio salto, eso no fue nada, dice el representante de la compañía que patrocinó este proyecto, Alexéi Sávischev:—Los saltos en aire frío enrarecido son muy complicados. Debido a ello, se realizaron entrenamientos en el Himalaya y un vuelo sobre el estrecho de Tartaria, en Sajalín, durante el que probó el traje en forma de ala. Solo al cabo de dos años, cuando se hicieron varios proyectos y el nuevo traje estuvo listo, se tomó la decisión de ir y saltar desde el Everest.Valeri Rózov cuenta en su haber con más de diez mil saltos en paracaídas y varios importantes y espectaculares proyectos extremos. En 2008, por primera vez en la historia, se lanzó en picado desde la cima del Everest y un año después saltó hacia un volcán en activo en la península de Kamchatka. Hasta ese momento, nadie y en ninguna parte hizo algo semejante. En 2010, se lanzó al vacío desde el monte Ulvetanna, uno de los más hermosos y complicados de la Antártida. Luego consumó un salto sorprendente desde la ladera italiana del Monte Blanco. Y el año pasado, Rózov se lanzó en picado desde el monte Shivling, en el Himalaya. Ahora, por fin, el deportista extremo conquistó el Everest. Subir más alto ya es imposible. Pero algo sugiere que Valeri Rózov aún encontrará la manera de asombrar a todo el mundo.
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