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Si algo tienen en común todas las 
madres del mundo es esa necesidad de 
que sus hijos salgan cubiertos como 
esquimales cuando la temperatura baja 
unos cuantos grados. No importa si 
viven en el ártico o en el ecuador, seguro 
les dirán algo como: “No salgas sin 
suéter” y en los casos más extremos: “No salgas sin tu capa de piel de foca”. 
¿Realmente nos podemos enfermar por el sólo hecho de estar en el frío?

Durante el otoño e invierno es común que la gente se enferme de gripe, se estima que entre un 5 y 20% de la población acabará con la nariz congestionada, cuerpo cortado y dolor de cabeza. Curiosamente en estas temporadas es cuando la temperatura se encuentra en sus mínimos. Por eso se relaciona el frío con la enfermedad.
Cualquier doctor nos dirá que la gripe y el resfriado son causados por virus que surgen estacionalmente. Hasta hace algunos años los científicos creían que los virus se mantenían en un estado latente en las temporadas que hace más calor, sin embargo, se ha encontrado que en esas temporadas también se mantienen activos pero no son tan efectivos como en la temporada invernal.
En el invierno se juntan 3 factores que ayudan a que los virus de gripe sean más efectivos:
  • Clima: con el frío el aire tiene mucho menos humedad y crea un ambiente en el que los virus puede sobrevivir más tiempo en cualquier superficie que toquen, desde un teclado hasta la puerta de una casa. La baja humedad también causa que tengamos las fosas nasales más secas abriendo un camino más fácil a las vías respiratorias.
  • Comportamiento: con el frío la gente tiende a pasar más tiempo guardados en sus casas y lugares cerrados, lo cual crea un escenario perfecto para la transmisión del virus. En las zonas ecuatoriales donde no hace mucho frío se nota el mismo fenómeno durante la época de lluvias.
  • Fisiología: las personas, al igual que otros mamíferos, se alteran por los ciclos de luz y oscuridad, con menos luz solar se reduce la producción de vitamina D lo cual puede hacernos más susceptibles al ataque de los virus.
Sin embargo, las abuelas y madres de todo el mundo podrían tener algo de razón. Un estudio realizado por Ron Eccles, director del Centro de Resfriado Común en Cardiff, Reino Unido, demostró que un grupo de personas a las que se les enfriaron los pies tuvieron más del doble de incidencias de gripe que el grupo de control que permaneció con sus calcetines puestos.
La conclusión del estudio fue que el frío causa vasoconstricción, en la que se comprimen los vasos sanguíneos, lo que podría inhibir el flujo de glóbulos blancos para combatir la enfermedad y por eso nos podríamos enfermar más.
Creo que la moraleja de hoy es que si no tienen frío no es necesario ponerse un suéter, por más que insistan sus madres o abuelas.

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